Idealismo

Momentos de lucidez – O sobre de que hablo cuando hablo del miedo a enfrentarse a un folio en blanco…

Posted on Actualizado enn

La problemática – La percepción de que algo no va bien y el sentimiento de malestar con uno mismo

Acabo de tener dos de esos momentos “braintstorming”, uno de ellos vía conversación telefónica y el otro vía “whachap”. Sinceramente, no creo que necesite consultar todo lo que he escupido en ambas conversaciones, esta todo aquí dentro (me toco la cabeza)…

Mis reflexiones a continuación:

  • “Hoy he actuado por mi misma.”
  • “Y cual ha sido el resultado?”
  • “Decepción…”
  • “Pero, por qué?”
  • “Pues yo creo que es por un desorden en mi escala de valores…”

Me explico. Desde el momento en el que la vida se hizo demasiado complicada como para hacer todo lo que quería hacer, y hacerlo bien y perfecto (claro), tengo un problema.

– “Mi problema es que quiero hacerlo todo…

Mi problema es que quiero hacerlo todo… perfecto.

Mi problema es que quiero hacerlo todo… perfecto. Pero no actúo en consecuencia y me frustro.”

– “Pero, por qué?”

– “Pues, en primer lugar, porque no se pensar en mi primero y siempre pospongo lo que YO quiero hacer a los deseos/exigencias de los demás. Moral judeo-cristiana, lo llaman.

Por otro lado, soy consciente de que quiero hacer demasiadas cosas, ya que soy una persona con millones de intereses y apasionada “de lo más”…pero no se elegir.

Lo tengo todo, de verdad. Amigos geniales, familia que me adora, novio perfecto, curro apasionante, exigente y demandante que podría permitirme realizarme día a día por los retos que me he buscado y que me han concedido la oportunidad de enfrentar… pero me cuesta esforzarme.

Por último yo diría que, a la hora de la verdad, a todos nos da un poco de miedo enfrentarnos a un folio en blanco. Un folio virgen en el que escribir lo que deseamos ser, hacer, tener… Es incomodo decidir qué es lo que vamos a poner, y mas incomodo aun ordenar nuestros pensamientos para establecer una escala de importancias y de valores en nuestra vida sobre dichas cosas que hemos escrito. Lo que es la releche ya es elaborar un plan de actuación para conseguir todo lo que deseamos, ya sea tangible o intangible…”

La reflexión – El análisis de la situación

Vamos a tratar de analizar lo anterior…

Ante todo, considero que existe un antagonismo evidente entre el hecho de querer hacer muchas cosas y el hecho querer hacerlas perfectas. Este antagonismo nos lleva unívocamente a la frustración, a la desesperación, al miedo y, consecuentemente, a la parálisis. Además, pienso que es mucho más difícil salir del atolladero debido a las circunstancias del mundo en el que vivimos… Todo esto me lleva a pensar en las causas/consecuencias de mis pensamientos:

Causas

– Disponemos de un excesivo número de fuentes de información a nuestro alcance que suscitan innumerables intereses en nosotros (a quienes se los provoquen, claro… me incluyo). Yo lo llamo “el bombardeo de información”, y es aplicable tanto en nuestro ámbito personal como profesional. Algunos de los culpables, aparte de los clásicos (que no voy a mencionar) son estos:

  1. Internet y todas sus consecuencias: redes sociales, blogs, periódicos online, revistas online, TV online, series, pelis y música online…
  2. El ordenador (ja! vaya nombre que le han puesto a este bicho, si para mi es todo lo contrario).
  3. Y por ultimo, pero para colmo de los colmos, el móvil. Ah! No! Que es que ahora se llaman “smart-phones”… Pues eso, la filosofía del “siempre conectado a todas partes y desde todas partes”.

– Por otro lado, vivimos en un mundo en el que la competición con los demás esta a la orden del día. Es algo natural, que a nadie le sorprende. Esto no es solo debido a la naturaleza animal del ser humano, que inherentemente lleva las palabras supervivencia y competición hasta el último extremo, ni al sistema capitalista en el que se basan las principales economías mundiales y que induce y fomenta la competencia entre empresas y personas, no… Es que, además, “estamos en CRISIS…” y es que, además, parece que esta crisis es mas profunda en EUROPA (donde vivo, yupiiiiiii) que en cualquier otra parte del mundo… “Pero qué pasa? No éramos los mas listos –y con mas historia- del mundo? Es que el sistema no se regulaba solo?” Y además, para mas INRI, estamos en CAMPAÑA ELECTORAL (en mis dos países, España y Francia) y la cosa no pinta nada pero que nada halagüeña. Aysssss…

– También es importante señalar que a algunos de nosotros (aquellos que tuvimos una educación, supuestamente, buena y exigente), en algún momento de nuestra infancia se nos metió en la cabeza eso de que “si no lo vas a hacer perfecto, entonces mejor no lo hagas”. Yo, personalmente, parece que me lo tomé al pie de la letra y lo tengo grabado a fuego, oye, que no me suelta este pensamiento…

Además, de pequeños (y no ya tan pequeños), muchos hacíamos actividades extra-escolares a las que nos apuntaban nuestros padres. El cole era relativamente fácil, así que se podían compaginar dichas actividades con nuestras obligaciones. La uni ya era algo un poco más complicado, pero aun se podía hacer eso de “dejar el estudio para un poco más cerca de los exámenes” y continuar con nuestras cosas. Pero claro, ahora vamos a currar todas las mañanas (los que tenemos curro, “demos gracias por ello…”, dicen muchos, y yo digo… “o no…”) y nos piden resultados prácticamente al día. Ya no es tan fácil tener una vida “fuera del trabajo” y mucho menos “con la que esta cayendo” (haciendo referencia a la situación de crisis de dos párrafos mas arriba).

Consecuencias

– Añoro los tiempos (que nunca viví –creo- o que viví durante poco tiempo) en los que:

  1. ELEGÍAS qué periódico comprar los domingos por la mañana.
  2. ELEGÍAS los ingredientes de una receta en el libro de “1080 Recetas de Cocina” de Simone Ortega.
  3. ELEGÍAS qué película ir a ver al cine por los carteles de la Gran Vía de Madrid.
  4. ELEGÍAS si comprarte un ordenador o no, porque, aunque en los anuncios de la tele decían que era “el futuro de tu educación”, tu no lo veías nada claro. Entonces, si decidías que no, ELEGÍAS tus cuadernos, con colores distintos en las portadas para poder diferenciar los apuntes de Matemáticas, Lengua, Filosofía, etc.
  5. ELEGÍAS si llevarte el móvil cuando quedabas con tus amigos o no, por si te llamaban tus padres para molestarte, o incluso ELEGÍAS a qué amigos llamar por teléfono para quedar, porque notos estaban en igualdad de condiciones (ninguno de ellos tenia “whachap”).
  6. ELEGÍAS a qué actividad apuntarte fuera del cole o la uni, porque era lo que mas te divertía o aportaba o, simplemente, te ayudaba a desconectar.
  7. ELEGÍAS a tus representantes, porque había donde elegir.
  8. ELEGÍAS la carrera que ibas a estudiar y, después, a qué trabajo aplicar (siento el anglicismo), porque iba a ser el definitivo de tu vida…

– La gente del primer mundo -entre la que me incluyo- lo tiene todo. No tiene que ELEGIR nada, porque lo tiene todo… Conclusión: NO SABEMOS, O NOS CUESTA MUCHO, TOMAR DECISIONES… ELEGIR. Además, no nos esforzamos lo mas mínimo por nada. Lo tenemos todo, para que esforzarse. Prefiero que me toque el euro millón, que es mucho mas cómodo (y realista, por otra parte… jejeje!!!).

– La información es poder… pero la desinformación también. Toda la poderosa información disponible y las circunstancias citadas anteriormente nos han llevado a convertirnos en ESCLAVOS de los resultados, en esclavos del sistema, en esclavos de los teléfonos móviles con Internet. Queremos estar en todas partes, desde todas partes… Es decir, lo que nos liberaba, parece que ahora nos apresa más…

– La situación económica y política actual nos lleva a un estado de INCERTIDUMBRE en el que nos vemos forzados a proporcionar resultados a nuestros superiores, sin pensar siquiera en lo que estamos haciendo, por MIEDO a que nos despidan, a no ser lo suficientemente buenos y competitivos (siempre hay alguien que este en peores circunstancias que tu y que quiera hacer tu trabajo). Miedo a perderlo todo. Todo aquello por lo que hemos “luchado” (que se rían los que dieron su vida a favor de los derechos humanos en innumerables ocasiones en la historia de la humanidad, de aquellos que estudiaron una carrera universitaria porque era “lo que tocaba” y le echan horas sin sentido a un curro por el que han “luchado”, todo ello para poder tener dinero y comprar un cochazo, una tele de plasma y una casa, todo en este orden).

Además, en mi opinión, el miedo frente a situación actual de máxima incertidumbre nos lleva a la extra-localización. Para mí, la extra-localización es lo contrario a la deslocalización. Es el enclavamiento irracional en un país, en una ciudad, en un trabajo o en un grupo de gente que te rodea y que no te gusta del todo, porque “con la que esta cayendo” como vas a tomar riesgos y te vas a ir a recoger kiwis a Nueva Zelanda… Por poner un ejemplo (cercano, por cierto), vaya.

Las conclusiones – El planning (Ohhh yeahhhhh, vencí mi miedo! Yupiiii!)

Ahora, como conclusión, enfrentémonos al folio en blanco (lo mas difícil):

– Lo primero de todo es fijarte un OBJETIVO. Porque estas aquí para algo, no?

  1. Qué quieres?
  2. Qué quieres ser?
  3. Qué quieres hacer?
  4. Qué quieres tener?

En definitiva, qué quieres sentir por las mañanas cuando te levantes y por las noches cuando te acuestes y… por qué?

Es difícil, pero DEBEMOS elegir. No se puede tener todo en la vida, hay que aprender a enfrentarse a uno mismo, a determinar los intereses de uno y establecer un orden de prioridades.

– Para lo anterior, una herramienta fundamental: “PIENSA EN TI”. Que se te grabe a fuego. Tatúatelo si quieres (de hecho deberías hacerlo, en sanscrito, tibetano clásico o catalán, lo mismo da). Da igual, métetelo en la cabeza. Como sea. PIENSA EN TI, PIENSA EN TI, PIENSA EN TI. Porque si no, nunca tendrás perspectiva para pensar en los demás. Nunca lo harás de verdad, porque siempre habrá algo en ti que falle. Si no lo haces, nunca te sentirás orgullosos de ti mismo… y lo sabes.

– Así que (esto si que es lo mas difícil) ESFUERZATE en:

  1. Cuidarte, tanto en el plano físico como en el psíquico. “Mens sana in corpore sano”.
  2. “Hacer lo que haces”, mítica frase de mi profe de Filosofía del cole, que en aquel momento lo entendí y que ahora estoy dispuesta a llevar a la acción. Cuando estés trabajando, trabaja. Cuando estés fuera del trabajo, desconecta. Por mi situación actual, en la que vivo en dos ciudades diferentes por motivos de trabajo, es difícil, pero hay que intentarlo.
  3. Ser proactivo, cuando se te ocurra una idea, algo que quieres/debes hacer, algún pensamiento, etc. apuntalo. Después, no deberías tardar mucho tiempo en analizar si se trata de algo que quieres/puedes/debes hacer en el corto, el medio o el largo plazo y qué medios necesitas para hacerlo.
  4. Terminar lo que empiezas, las “tareas” del curro, los libros, las películas, las acciones en general. Para esto, ya sabes, PACIENCIA y PERSEVERANCIA.
  5. No dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. Es bueno hacer las cosas cuando tienes que hacerlas, y no posponerlas, de forma consciente o inconsciente, porque al final es muy probable que acabes sin hacerlas.
  6. Competir contigo mismo y no con los demás. Es un baremo bastante fiable, porque nos conocemos a nosotros mismos, pero los demás no son siempre lo que dicen/aparentan ser.
  7. Cuidar de los tuyos.
  8. Disfrutar de la vida cada minuto y aprender de ella.
  9. Confiar en ti mismo y no tener miedo a nada, porque no puede pasarte nada malo, todo serán experiencias que te hagan crecer y aprender a ser mejor cada día.
  10. Intentar ser cada día un poco más feliz que el anterior.

La postdata – Decálogo para ser feliz

En relación a todo lo anterior, no os he dado más que mi humilde opinión y os he explicado como veo yo las cosas. Una chica de 28 años con su experiencia limitada de la vida, pero que a lo mejor ha vivido mas cosas de las que hubiese deseado (las que menos, pero importantes) y se ha metido en casi todos los líos que ha querido (yo y mis retos…)

Como postdata a mi entrada en el blog (que vale por todas las que hubiese hecho desde abril hasta ahora), os recomiendo que veáis este programa de Redes, presentado por Eduardo Punset. Es de hace tiempo, pero trata sobre la eterna pregunta del “qué puedo hacer para ser mas feliz?” y nos explica, junto con el psicólogo de la Universidad de Nueva York, Gary Marcus, qué modos de actuar pueden servirnos para ser un poquito mas felices de lo que somos y sobre las diferencias entre los actos reflejos y los actos que implican una parte de nuestra racionalidad.


Ver Redes – Decálogo para ser feliz

Nunca guardo lo que escribo…

Posted on Actualizado enn

Nunca guardo lo que escribo… Me ha pasado siempre, desde bien pequeña: escribo y borro. O escribo, leo, me da vergüenza y borro, más bien…

Hoy estoy dando forma al cuaderno de notas porque me siento creativa, porque me siento inspirada… porque por primera vez en algún tiempo -un tiempo bastante largo, para qué voy a mentir- me siento yo…

Todo tiene su explicación. He estado leyendo algunas cositas hoy, bastante interesantes… y he sentido una especie de envidia sana. Envidia de la gente que es capaz de escribir y no borrar; a pesar de las críticas constructivas de los sábados noche, a pesar de sentir dolor, furia, miedo y paralización… Admiro a esa gente que es capaz de desahogarse, de reflexionar, de tomarse un tiempo y escribir… Unos lo hacen simplemente para ellos mismos y otros lo publican, dejándose conocer y exponiéndose un poco más. Da igual. En cualquier caso, lo que me da envidia es esa capacidad de PARAR y PENSAR, algo de lo que en muchas ocasiones en mi vida he huido, aunque supiese a ciencia cierta que estaba cometiendo un error.

No sé si mi excesivo perfeccionismo, que tantas malas pasadas me ha jugado a veces, tiene algo que ver. No sé si serán mi afán planificador y mis pocas energías algunas veces para acometer los planes pensados. No sé si la combinación de albergar grandes expectativas en la vida y un miedo terrorífico a estar sola y a fallar tienen la culpa. El idealismo y el miedo a la libertad hacen un mal cocktail. En realidad no es que sea malo… es que te produce una resaca tremenda y permanente de la que es difícil librarse… El idealismo le hace a uno sentirse especial, aporta las fuerzas necesarias para seguir adelante, es motivador, es empuje… en definitiva, es motor. Sin embargo, el miedo causa dolor, nos impide disfrutar plenamente de la vida, nos hace sentirnos pequeños cuando no lo somos, desespera y SIEMPRE paraliza. Luchar entre estos dos sentimientos, y más aún siendo una persona súper sensible, es, cuanto menos, agotador. Sobre todo, si te prohíbes a ti mismo parar un momento y reflexionar.

Ahora me viene a la cabeza una conversación en la que me he visto involucrada en ciertas ocasiones, con diferentes personas, todas ellas muy válidas y en cierto modo frustradas. Hablamos de nuestra generación. De la desesperanza. Del momento que nos ha tocado vivir, que es uno muy contradictorio. Rodeados de gente a la que han educado bajo la premisa de recompensar los “éxitos” con regalos y materialidades varias -y pongo éxitos entre comillas, porque no se trata más que de cumplir con las responsabilidades inherentes a cada uno, sin más-, en el marco de una generación que no ha tenido que luchar por nada -porque ya lo teníamos todo- y en la que la palabra esfuerzo no tiene cabida -porque no se entiende- existen ciertas personas, muchas más de lo que cabría esperar, dadas las circunstancias, que tienen valores, pero que no saben ordenarlos en una escala. Somos una generación en general condenada a la frustración porque nos han educado para ser los mejores, pero no lo somos por el simple hecho de que no sabemos ordenar nuestros valores. Porque vamos tan rápido, que no tenemos tiempo de pensar en nosotros. Porque no paramos de quejarnos, pero no hacemos nada para buscar el remedio a nuestra situación. Y porque somos tan excepcionales, que damos, damos y damos y nos sorprende no recibir nada a cambio…

Hoy leía esto: “A veces, nos esforzamos tanto en querer a otras personas que nos olvidamos de querernos a nosotros mismos”. No sé si es de D o de G, POETAS URBANOS DE PRO, pero da lo mismo, me parece universal. También me viene a la cabeza últimamente la frase que M no paraba de repetir: “cuando te pierdes a ti mismo, ese es el principio del fin”. Al respecto solo tengo que decir que se trata de dos frases muy sabias. La una porque refleja el momento en el que uno no se ha encontrado a sí mismo, pero sigue buscando y dando la vida por recibir algo a cambio. El problema es que muchas veces ese momento no llega. Y entonces nos invade la desesperación de NO ENTENDER porqué, si lo hemos dado todo -incluso lo más íntimo de nosotros- las cosas no han salido como esperábamos. La otra porque está pronunciada desde una perspectiva más elevada, ya sea desde la sabiduría que aporta la experiencia o desde la ignorancia un tanto naïve de no haber sufrido nunca, por no haber vivido. Entre ambas frases hay un camino muy largo, que no deja de ser la vida y la lucha por encontrarse a uno mismo. Una vez, J le dijo a una persona algo de lo que yo me apropié: “No luches, deja que fluya”. Yo no lo entendía. No era el momento de entenderlo. Pero fue una SEMILLA extraída de la gran sabiduría oriental, de una cultura y una sociedad milenaria que han dado frutos tan valiosos y aplicables a cualquier tipo de tiempo y momento como es “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu. Es difícil en estos tiempos que corren entender que para conseguir afrontar un problema con éxito, lo mejor que puede hacer uno es NO LUCHAR. Como dice el estratega más famoso de la historia de la humanidad: “Un centenar de victorias conseguidas en un centenar de batallas no constituye gran habilidad. Someter al ejército enemigo sin necesidad de pelear, esa es la mayor habilidad”.

No es tarea fácil. Nadie dijo que lo fuera. Pero, en mi opinión, algunos de los que pertenecemos a esa generación de “condenados a la frustración” lo conseguimos. Nos encontramos. Y ese momento es tan gratificante que hay que saborearlo al máximo porque es uno de los instantes más preciados que una persona puede vivir en la totalidad de su existencia. Y además, considero que se trata de una experiencia que hemos de vivir solos. Únicamente puede vivirse desde lo más profundo e íntimo de uno mismo.

Una historia con dos finales…

Porque la vida me ha enseñado que se puede ser ambi, e incluso, polivalente. Tú puedes leer los dos, pero el primero va por ti. Los demás, pueden hacer lo que quieran, no voy a ser yo quien coarte a nadie…

Primer final: Ayer me decías que te gustaba ver que mis ojos brillaban. Me preguntabas si era feliz. Yo te contesté que sí y que en gran parte era por ti. El sueño se apoderaba de mí y no te di más explicaciones. Fuiste la primera persona que, sin conocerme apenas, me dijiste una verdad muy grande: “piensa en ti”. Era una verdad que, como imaginarás y como has podido leer, yo ya sabía. Pero, viniendo de ti, tuvo un impacto más significativo. No sé porqué. Supongo que hay gente que transmite más que otra. Bueno, sí que lo sé. Es porque me hablabas con sinceridad, y eso se nota, se siente y llega dentro… Suscribo lo que me dijiste en aquel mensaje tardío, lo de que “cuando casi había perdido la fe en la raza humana, aparece algo o alguien que hace que todo cambie”. Es sólo un click, pero tiene el efecto catalizador de desencadenar una serie de hechos que, simplemente, tenían que pasar. Me gusta compartir este momento contigo, me encanta que “estés” y sobre todo que, en parte, tú tengas la culpa de todo esto…

Segundo final: Hará como cosa de un mes, viendo uno de los últimos capítulos de la cuarta temporada de Mad Men, me llamaron especialmente la atención dos prácticas que ese fantástico personaje nacido de la propia esencia del capitalismo más puro, el hijo predilecto de la gran manzana, Don Draper, había adoptado: a pesar del infierno que estaba viviendo, o más bien debido a él, Draper estaba nadando y escribiendo. Curioso. Es lo mismo que voy a hacer yo.